28 julio 2017

COM SI FOSIN ELS DOLORETES

Ahir dimecres tenia visita amb la Dra. Lliró per veure l'evol.lucio de la nafra de l'esquena, la va trobar molt  i va cremar un bocí amb l'argenpalHe de tornar a la visita el dia 6 de setembre a les 17 hores


AIxi estava la nafra el 250717

Tinc bastant, o molta, hiperreflèxia tanta que quan em pujo els pantalons si no estic afermat al lloc podria caure de la claudicació, un cop el sistema aguanta la batzegada l'espasticitat manté el bulto dret. La superigidesa que tenia diumenge després de la tornada del liceu ha minvat bastant en part al massatge que en Jordi va fer a les cames i als peusTot i així trontollo molt caminant.

De passada tinc la panxa remugant supòs com a conseqüència de la intolerància a la lactosa a causa de la meva golafreria amb el bocí pastís d'Alma que quedava hi ha destarotat el sistema digestiu i anem de mocs, més mocs i pets a dojo. Beurem si es soluciona abans de vacances.

Avui han arribat els escarpins per veure si sóc capaç a la piscina de Sant Cebrià de Vallalta de caminar una mica pels fons per aviam si les cames es belluguen una mica per dins de l'aigua com feia abans.


Després de la sessió al jutjat de l'insigne prognato i el comportament del jutge que presidia el tribunal m'he quedat sense ganes de comentar res del tema. Una puta els bufi el cul com deia la meva mare












DE UN LIBRO DE ANTONIO BAÑOS DEL 2012

El 12 de diciembre del 2013, el proceso dio el primer paso firme hacia su final mostrando, no solo la pregunta y la fecha, sino una envidiable unidad política que fue inmediatamente refrendada por todo tipo de organizaciones civiles, desde la ANC a los sindicatos mayoritarios. Ese momento fue muy importante porque cambió la superficie y la esencia del debate. Desde entonces no se trata tanto de un problema sobre el pacto fiscal o la inmersión ligüística. España se confronta a su propia naturaleza democrática y se confronta a sus naciones (o la negación clara, planetaria y aún violenta de las mismas). Ya no se trata de intenciones, voluntades o utopías. Ahora se trata de un hecho puramente mecánico, físico, evidente a los ojos del mundo: permitir que la gente llegue hasta las urnas. A partir del día 12, ya no estamos hablando de soberanía teórica. El mundo hablará de ejercicio práctico de la soberanía: de la soberanía popular catalana para decidir su futuro y de esa fantasmagórica Soberanía Nacional Indisoluble para impedir el voto. Estaremos hablando de cajas de cartón (las urnas de metacrilato las descartó la vicepresidenta por caras), de colegios, interventores y de la Guardia Civil o la Legión. Todo lo que era humo se hace sólido. Y ahora ya sí podemos hablar de dos bandos: los que queremos poner las urnas y llenarlas (para votar Sísí, Nonó y Sí-pero-No) y los que querrán evitarlas con la fuerza (de la ley y de la pasma). Se trata pues de una nueva gramática, clara e internacional. Se acabó la perífrasis del derecho a decidir y decidimos.

  Es, claro está, un conflicto de cara al mundo. Ya no es necesario marear al corresponsal extranjero con el conde-duque de Olivares o con Prat de la Riba. El conflicto no solo se internacionaliza sino que deviene global. Porque ya no se trata de discernir el estatus de un pequeño y tacaño pueblo del rincón del Mediterráneo. De lo que se trata es sobre si, en estas democracias post-soberanas del siglo XXI puede un pueblo (cualquiera) arrebatar el poder constituido y establecer uno constituyente sin más fuerza que la propia autoorganización.

  Será además un tema especialmente significativo para los europeos del sur. En una UE dirigida con mano palaciega por la Troika turbocapitalista. Con un diseño de gobernanza en el que los viejos Estados-nación son simples «capataces de plantación» de las órdenes supranacionales, ¿puede un pueblo cuestionar su estatus?, ¿cambiar sus políticas?, ¿cuestionar la estructura misma de la todopoderosa Troika-UE a base solo de votos y poder popular? Seguro que, no solo en Catalunya sino que en Grecia, Portugal, Chipre o Italia, van a leer así la lucha entre oligarquía y urna. Es el primer conflicto en la Europa post crisis entre un pueblo y sus instituciones. El primer asalto del «no nos representan».

  Los bandos, después de la pregunta, se clarifican en torno a la caja de los votos. A un lado queda La Casta del PPSOE y sus juventudes, los del Movimiento. Queda Amanecer Magenta y el Partido Lerrouxista. Partidarios de esconder las urnas son la CEOE, Muñoz Molina, Fundación Francisco Franco, La Falange, La Caixa, Bono, Sabina, Jiménez Losantos, el Roto, Democracia Nacional, Plataforma por Catalunya y Javier Cercas. Queda Dios Padre y sus amigos, los obispos españoles, que ya consideraron «inmoral» hacer una consulta. Y con los obispos, El País, El Mundo, La Razón, el Abc y sus columnistas. En resumen, la casta y la pasta. Las oligarquías catalanas y las españolas, los patriotas de izquierdas y los fachas de toda la vida…

  Más que nunca, España se enfrenta al espejo de su plurinacionalidad. Si el pueblo español no teme a las urnas, sean locales, parciales, sececionistas o unionistas, queda la esperanza de que recupere el voto y el plebiscito para destituir el R78. Si no ocurre así, los catalanes votaremos igual. En el catorce, el quince o el dieciséis. Y lo haremos, más solos y más tristes.

  Por eso quiero acabar planteándole unas preguntas al lector que ha tenido la paciencia del santo Job de llegar hasta aquí.

  Si, supongamos, se diese el caso en que la autoridad policial o militar retirase las urnas por la fuerza ¿qué haría el amigo lector?, ¿se quedaría en el sofá de zaping o se vendría a defender las urnas y al pueblo que las puso? Si, por una «serie de catastróficas desdichas», se acabase proclamando la República Catalana ¿qué haría mi dilecto lector? ¿Confiaría en las cualidades del joven rey Felipe VI y de su corte para vivir su futuro o aprovecharía para forzar la proclamación de un régimen republicano? Y si finalmente la República Catalana se consolidase ¿querría vetar, castigar, arruinar y dar la espalda a aquellos que ejercieron, con plena conciencia y esperanza, su libertad? ¿O luchará por hacer de nuestra libertad el ensayo y antesala de la suya?